Centro de Oración

¿Es necesario orar?

Muchos cristianos se preguntan de buena voluntad: ¿por qué es necesario orar? Para responder a esta pregunta es necesario acercarse a la oración sabiendo que no es sólo una serie de peticiones a Dios o un ejercicio espiritual, sino que es una actitud que nos acerca íntimamente al corazón de Dios.

“¿Es necesario orar? Es necesario orar y orar frecuentemente, porque Dios lo manda, y de ordinario, sólo por medio de la oración concede las gracias espirituales y temporales. ¿Por qué concede Dios las gracias que pedimos? Dios concede las gracias que pedimos, porque Él, que es fidelísimo, nos lo ha prometido si se las pedimos con confianza y perseverancia en nombre de Jesucristo. ¿Por qué hemos de orar a Dios en nombre de Jesucristo? Hemos de orar a Dios en nombre de Jesucristo, porque sólo de Él, su Hijo y único mediador entre Dios y los hombres, reciben su valor nuestras oraciones y buenas obras.

 La oración nace de la pequeñez humana y se encuentra con la grandeza divina. La oración se origina de la necesidad. Si orar es, entre otras cosas, pedir, nadie pide si no tiene necesidad. Es así que nadie pide si no lo necesita. Cuando oramos no solo pedimos en el modo interesado, sino que pedimos ser óptimos en el Padre, de quien procede todo bien a través de Cristo por efecto del Espíritu Santo. Orar es abandonarse a las manos de Dios no sólo en nuestras peticiones, sino en nuestra existencia.

Es por esto que la oración no se limita a ser petición, sino que se completa al ser una actitud.
Esto se debe a que el cristianismo no se plenifica si la oración no llega a ser modelo y actitud de vida.

Podríamos decir que la oración es un acto que constata nuestro amor a Dios. Si amando nos entregamos, más lo haremos cuando oramos, pues nos abandonamos en las manos de Dios no sólo con la palabra o el pensamiento. Si la oración es amor, también podemos orar “con todo el corazón, con toda la mente, con todo el espíritu y con todas las fuerzas” ( Lc 10, 27) Orar con todas las fuerzas implica saber actuar en la fe y la esperanza .

 Orar es estar con el amigo.  La oración es fundamental en la vida del cristiano porque con ella, como actitud, nos ponemos en las manos de Dios, aceptamos su superioridad y tomamos conciencia de ser sus hijos. Cuando oramos no lo hacemos por una obligación autoritario, sino que recurrimos al diálogo con Dios como hijos que tienen un Padre Bueno y Proveedor. Cuando oramos nos dirigimos a un Padre bueno que nos ama, a través del Hijo, el Logos Cristo, en quien somos hijos de Dios. Por la oración podemos entrar en intimidad con Dios y hacerlo partícipe de nuestros pesares, alegrías y necesidades. Cuando oramos buscamos un consuelo, un consejo y admitimos que somos limitados y necesitamos del poder de Dios para ser óptimamente felices. En la oración recurrimos a Dios como a un amigo supremo al que le comunicamos nuestras debilidades y le pedimos ayuda.